Don Manuel de Lassaletta y Muñoz Seca
Don Manuel de Lassaletta y Muñoz Seca, fundador de esta hermandad, hombre justo, bueno, leal y comprometido con la causa de los más necesitados. Así lo califican aquellas personas que tuvieron la suerte de conocerle. Hizo el bien, ayudó al necesitado, dió de comer al hambriento y de vestir al desnudo. Visitó al enfermo, consoló al afligido, trató de erradicar la injusticia del poderoso contra el débil, dignificó al pobre obrero y al trabajador, y además creó una hermandad que velase por este último propósito.
Al poco tiempo de la fundación, por designios de estancias superiores jerárquicamente, fue destinado a Jerez de la Frontera, pero volvía a Estepa muchos lunes Santos, a su ermita, a ver a su Virgen de las Angustias y a la hermandad, como un nazareno más.
Años después de su marcha, cuando ya contaba con una avanzada edad, por iniciativa de la junta de gobierno se organizó un viaje para visitarlo, y se pudo comprobar su bondad y el profundo cariño que profesaba a nuestra tierra.
Cuentan aquellos que vivieron aquél viaje, que les relató recuerdos y vivencias imborrables. Sin embargo, todos trajeron un amargo sabor de boca al saber de su propia voz que padecía cáncer en fase terminal. Y aún así bromeaba con el momento de su muerte y las muchas vicisitudes e intervenciones quirúrgicas que había sufrido. Contaba los pocos días de vida que le quedaban pero aceptaba con extraño agrado su enfermedad como un designio de Dios y decía que quién era él para contradecirlo